La pelota estaba de mi lado. Yo le había dicho cual era mi departamento (M217), pero era al pedo. León no iba a venir a tocarme el timbre. Mas allá de que soy un tipo importante, el famoso acá era él. El tema pasaba ahora por determinar cuál era el mejor día para ir a buscarlo. Si, como cuando conoces a una mina y haces cálculos para ver que día la llamas, y que no quede ni muy cerca ni muy lejos del día que la conociste. En esa situación me encontraba.
Nos cruzamos un viernes a la tarde/noche, me fui el fin de semana a San Francisco y el lunes ya estaba de vuelta. Arito me decía que tenía que ir a buscarlo el martes. Pero a mí del todo no me convencía… Me parecía muy pronto, y no quería quedar como un desesperado. El jueves ya sonaba tarde. Así que el día para ponerla tenía que ser el miércoles. Ehhh… perdón, para buscar a León.
Respire profundo. Tome coraje. Entiendan que no es una situación sencilla. No sé cuántos de ustedes lo hubieran hecho. Pero yo para ese tipo de cosas soy medio caradura. No me importa quedar mal, o parecer un boludo. Creo que es mucho peor no hacerlo y vivir con la duda de que hubiera pasado si lo hubiera hecho… No me lo perdonaría.
El miércoles a las 19:20 hs estaba parado frente a la puerta J111. Me llevo unos segundos hacerlo. Junte el impulso necesario y actué. Así como cuando me compro ropa necesito que alguien me dé un empujón para tomar la decisión, en este tipo de situaciones encuentro la fuerza interior necesaria como para hacerlo solo. Fíjense lo raro del funcionamiento de mi mente…
Golpeo con el puño tímidamente. Espero y no pasa nada. Me impaciento. Decido ponerle más fuerza al llamado y pateo la puerta. No, mentira. Vuelvo a golpear, pero esta vez usando la manijita que hay específicamente para hacer esto. La puerta se abre. No es León. Es un tipo petiso que me pregunta qué onda. Le comento que conocí al ídolo, y que me dijo que le golpeara la puerta. León no está, se fue a andar en bicicleta, me aclaro. Volvete en una hora, hora y media, que lo encontras. OK, una pregunta, vos sos de la banda?. No, yo soy el productor y le escribo canciones. Sebastián, mucho gusto. Luis Gurevich. Nos estrechamos las manos. Le agradecí y me fui. Pueden googlear el nombre y van a encontrar al tipo. Le escribió bastantes canciones a León, y de las más conocidas.
Ahora tenía que esperar un rato. No me acuerdo que hice. Tampoco me acuerdo si el tiempo se paso lento o no. Pero entre pitos y flautas, ya eran las 20:50 hs y yo estaba nuevamente en la puerta del J111. Golpeo. Nada. Golpeo de nuevo. Me abren la puerta lentamente… es León? No, no es el. Es el petiso nuevamente. Atrás de él se veía la bicicleta. Mi astucia al estilo Sherlock Holmes me permitió advertir que León estaba adentro. Mira, León se tiro a dormir un rato. Ah, bueno… le digo yo. Igual ya nos estamos yendo, me comento. El lunes que viene, y estamos con despedidas y cenas… En ese momento me dieron ganas de patearle la cabeza. Quien le dio autoridad al tipo para meterse en el medio de mi relación con León? Estaba intentando claramente evitar que me acercara de nuevo. No sé por qué… de hijo de puta nada más. Después de 3 meses afuera del país, te cruzas a un argentino, y te agarra cierto interés en saber que hace el otro, en que anda, por que está donde está. Pero al tipo este no. Seguro nació en otro lado.
Estaba complicado. Era como si hubiera llamado a la mina y las 2 veces me mando al contestador. La primera vez dejas un mensaje, la segunda ya no. Que haces en ese caso? Esperas que te llamen (casi imposible) o llamas por tercera vez, quedando como un absoluto desesperado?
La verdad, no tengo idea que haría con la mina esta. Pero como no hay mina en juego acá, estaba claro que yo iba a seguir para adelante. A lo sumo, iba a quedar nuevamente como un boludo. Pero eso no me molestaba, ya estoy acostumbrado.
El jueves no fui, porque salí tarde del laburo y me quede comiendo algo por Hollywood. Cuando llegue, ya no daba para ir a buscarlo. El viernes, en cambio, fue distinto. Llegue más temprano, y me mentalice que lo iba a hacer. A eso de las 19.05/19.10 hs encaro nuevamente para el J111. Golpeo tímidamente. Quien me abre la puerta? El petiso, obvio. Hola, como andas me dice. Bien, quería saber si estaba León. Hubo 2 segundos en los que no me contesto, estaba ocultando algo. Pero en ese instante, escucho que la voz del genio dice desde el fondo: Ey, como andas? Y se acerca hacia la puerta. Nos saludamos, y me invita a pasar. Obviamente, acepto. Si para eso estaba yo ahí…
Siempre fui sincero con ustedes. Y esta vez no va a ser la excepción. Pensé que en 2 partes iba a poder relatar toda la historia. Pero me quede corto. Lo que viene, la 3er y última parte, es lo más jugoso.
Pero esta vez no les voy a pedir firmas en el blog para publicarla, porque veo que les cuesta un poco juntarlas. Quiero plata. Con $50 estoy hecho. Como no voy a publicar mi número de cuenta acá, lo que les pido es que dejen mensajes con su compromiso de aporte de dinero para la causa. Lo que puedan: $5, $10. No es difícil, y tampoco es una fortuna: son solo $50. Los voy a estar cobrando a mi regreso.
Me conocen, y saben que lo voy a hacer en serio. Ah, y esta vez no les doy el más mínimo changüí. $50 o no hay final.
Gracias. Vuelva prontos.